domingo, 7 de junio de 2009
lunes, 1 de junio de 2009
Poema para desmoronarse
Pero dignarme al derrumbe.
Hay algo que se esconde detrás de este fracaso,
acaso un modo de disponerse amablemente sobre la cama y sonreír
como si nada me perteneciera.
Y cuando digo nada: horadar mi rostro en vanas sábanas
Pero ella, arraigada a su antigua sumisión
su misión de ser mi poesía, mi escándalo.
¿Cuál es mi fracaso, mi sentido del terror?
Soy el oprobio de nuestro propio pueblo,
vuelvo con decenci, en mi pueblo no sos la que reina:
pero, es sólo el doble filo de mi alma
mi sutileza radica en la violencia
¡Hago catástrofes con tu cuerpo!
Te he encerrado tantas veces en mis omnipotentes relámpagos,
y ahora pago por lo que elegí, por mi herejía,
porque te he erigido: siempre.
Desmoronarme, asombrarte en mis escombros:
pero algo me impide sonreírte vulnerable
Anochece demasiado rápido,
para no pasar por pausa caí débil, inmaduro
Soy un tren miserable que se arrastra sin gente:
no soy la gente, no soy el mundo, ando a contrarumbos
como monstruo en su escondite,
más solo que perro muerto al costado de la ruta,
que paloma vieja arriesgando su carne en el tacho.
¡Pero desperdiciar mi basura contigo!
Alguien en mí se ensancha y te busca, te espía detrás de la cortina
pero yo soy la cortina,
fui siempre la madre que se inmuta, el padre abandonado
la deuda del hijo, el tajo en el cuello de mis pobres vampiros.
Una noche sin secuelas,
dada la crueldad de mi encorvo
la mañana se cuela dudosa por mi espalda.
Por la sola razón de que soy,
seguiré siendo el esclavo de cada cual a lo suyo,
seguiré muriendo en y por la boca del otro.
Tengo los ojos hechos sótanos
y mi alma es una vieja enferma en su cuarto más oscuro
Escribir hoy es difícil,
cada vez caigo más hondo en mi abecedario:
pero algo merece ser matado en la hoja.
Y este alud de conversiones anónimas
en las que tropiezo sin ser visto,
y este pretexto de belleza para no pasar por muerte
me deja cada vez más noche, más sombrío
y lluevo por cada techo,
y cada vez con más sabor a humedad, a vapor.
Mi realidad está yendo a parar atrás.
Jorge Agustín Romero
Buenos Aires, 31 de mayo, 2009.
Hay algo que se esconde detrás de este fracaso,
acaso un modo de disponerse amablemente sobre la cama y sonreír
como si nada me perteneciera.
Y cuando digo nada: horadar mi rostro en vanas sábanas
Pero ella, arraigada a su antigua sumisión
su misión de ser mi poesía, mi escándalo.
¿Cuál es mi fracaso, mi sentido del terror?
Soy el oprobio de nuestro propio pueblo,
vuelvo con decenci, en mi pueblo no sos la que reina:
pero, es sólo el doble filo de mi alma
mi sutileza radica en la violencia
¡Hago catástrofes con tu cuerpo!
Te he encerrado tantas veces en mis omnipotentes relámpagos,
y ahora pago por lo que elegí, por mi herejía,
porque te he erigido: siempre.
Desmoronarme, asombrarte en mis escombros:
pero algo me impide sonreírte vulnerable
Anochece demasiado rápido,
para no pasar por pausa caí débil, inmaduro
Soy un tren miserable que se arrastra sin gente:
no soy la gente, no soy el mundo, ando a contrarumbos
como monstruo en su escondite,
más solo que perro muerto al costado de la ruta,
que paloma vieja arriesgando su carne en el tacho.
¡Pero desperdiciar mi basura contigo!
Alguien en mí se ensancha y te busca, te espía detrás de la cortina
pero yo soy la cortina,
fui siempre la madre que se inmuta, el padre abandonado
la deuda del hijo, el tajo en el cuello de mis pobres vampiros.
Una noche sin secuelas,
dada la crueldad de mi encorvo
la mañana se cuela dudosa por mi espalda.
Por la sola razón de que soy,
seguiré siendo el esclavo de cada cual a lo suyo,
seguiré muriendo en y por la boca del otro.
Tengo los ojos hechos sótanos
y mi alma es una vieja enferma en su cuarto más oscuro
Escribir hoy es difícil,
cada vez caigo más hondo en mi abecedario:
pero algo merece ser matado en la hoja.
Y este alud de conversiones anónimas
en las que tropiezo sin ser visto,
y este pretexto de belleza para no pasar por muerte
me deja cada vez más noche, más sombrío
y lluevo por cada techo,
y cada vez con más sabor a humedad, a vapor.
Mi realidad está yendo a parar atrás.
Jorge Agustín Romero
Buenos Aires, 31 de mayo, 2009.
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