El terror de esa cama vacía, me vienen ganas de volar.
Se trata de una esperanza y esta espera como la peor de las solicitudes
una malquerencia, un querer asir, una demanda, me vienen ganas de volar.
Este carajo de la soledad, esta es la cárcel donde soñar preso.
Será la lógica de mis padres de producir huérfanos o
ser devorado por ellos, es lo mismo. Me robaron todo,
vaciaron mi casa, dieron vuelta las cosas, fijaron este atroz silencio
esta espera siempre fija como una humillación. Pero yo otorgo
ofrezco mi cuerpo a la destrucción, a la junta al pie de las cárceles
soy esa música que viene a darse despacio y de noche, yo otorgo.
Es un gran agujero el amor, una prórroga, un gran pozo sin luz.
¿Cómo habitar allí? ¿Cómo hallar algo real entre tanto sueño?
No puedo. No resisto.
Entero aplastamiento de cabeza, entero estar en ella por todas partes
ido por mi sangre en la batalla, por mis hallas y mis melancos besos patrias.
No puedo. No resisto.
Sólo queda desplegar el mantel sobre vos y devorarte o
clavar mi graciosa mano en tu pecho y escarbar tu corazón
hasta que se de vuelta en devoción hacia mí.
Ser tu único significante para establecer lazos con el mundo
yo te ofrezco estos baldíos por sufrir. Más amor por favor, más amor.
La soledad es hoy una multitud que me acecha.
Jorge Agustín Romero.
Enero 2012, Chubut.
domingo, 15 de enero de 2012
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