martes, 26 de enero de 2010

La eyaculación del paisano
Vale decir,
en el furor de mi hambre, en la furia de mi jet set
en esa jeta que se hiera con la paja de la palabra
en la miseria de la máscara de mi Generación.
¿Quién aspiró la última raya del pizarrón,
la última sílaba?
Y rayo la última tela,
y sufro por el último crayón del que omitió,
el homicida.
¿Y si morimos,
y si morimos en la ruta
por la muerte de un mirar,
por el polvo en suspensión,
por el animal suelto?
¿Y si matamos el chivo y
abandonamos el I-Chin?
Y mi canchita ancha para los partidos
los homenajes, los nomadismos.
Cada palabra desata un tutor una hondura
una razzia, su propio corso policial.
(Tengo la zona militarizada.
Los espero donde termina mi Derecho
y empieza la “democracia”).

martes, 12 de enero de 2010

El regalo de la mujer que amé, que seguiré amando...

no estàn muertos los pàjaros
de nuestros besos/
estàn muertos los besos/
los pàjaros vuelan en el verde olvidar/
pondrè mi espanto lejos/
debajo del pasado/
que arde callado como el sol/

Juan Gelman.

lunes, 11 de enero de 2010

Un hombre una mujer

¿Qué hombre podrá salvarme de este sol?

Y la pregunta matará la belleza.
Sé que estoy llorando.
Voy a llorar desde Trelew a Playa Unión.
Llorar mi soledad mi población
la última mujer
mis rayuelas con su deseo.

Pero proseguir
sin regresar al Proceso Amoroso, a su fácil gatillo.
El amor como un arma cargada en la garganta,
así ando, así me escondo.

¿Y en qué infancia de mi cuerpo ubicar el amor?
Pero no, este amor por el hombre no me atará nunca a la cama.
Mi cama está poblada de muertos, de hambre, de judíos.
Mi cama en exceso, me sobra.
Y es lamentable lamerse solo bajo este terrible cielo.

Todo
(y tomo cualquier parte)
funda un nuevo concepto de muerte,
una poesía mal escrita, un niño recién nacido.