martes, 26 de enero de 2010

La eyaculación del paisano
Vale decir,
en el furor de mi hambre, en la furia de mi jet set
en esa jeta que se hiera con la paja de la palabra
en la miseria de la máscara de mi Generación.
¿Quién aspiró la última raya del pizarrón,
la última sílaba?
Y rayo la última tela,
y sufro por el último crayón del que omitió,
el homicida.
¿Y si morimos,
y si morimos en la ruta
por la muerte de un mirar,
por el polvo en suspensión,
por el animal suelto?
¿Y si matamos el chivo y
abandonamos el I-Chin?
Y mi canchita ancha para los partidos
los homenajes, los nomadismos.
Cada palabra desata un tutor una hondura
una razzia, su propio corso policial.
(Tengo la zona militarizada.
Los espero donde termina mi Derecho
y empieza la “democracia”).

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